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martes, 28 de julio de 2015

Triunfal alternativa y retirada de Félix Jesús Rodríguez en Almadén




Almadén (Ciudad Real), 25 jul (EFE).- El subalterno Félix Jesús Rodríguez cumplió hoy uno de sus sueños: cortar tres orejas y un rabo en su triunfal alternativa como matador de toros en Almadén (Ciudad Real), en una tarde en la también se despidió de la profesión en activo.
 

Se lidiaron cuatro toros de Benjumea, desiguales de presentación, nobles pero justos de fuerza y raza; y cuatro novillos del mismo hierro, mejor el lidiado en tercer lugar.
 
Luis Miguel Vázquez, vuelta al ruedo tras petición y oreja.
 
Félix Jesús Rodríguez, que tomaba la alternativa y se despedía del toreo, oreja, y dos orejas y rabo.
 
Emilio Bresó, que debutaba con picadores, dos orejas y oreja.
 
La plaza registró dos tercios de entrada.
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Entretenido y, sobre todo, emotivo festejo el celebrado en la plaza de toros hexagonal de Almadén, en el que un magnífico banderillero como es Félix Jesús Rodríguez, logró su sueño de juventud de tomar la alternativa, en una tarde que, al mismo tiempo, supuso su despedida de los ruedos.
 
Y lo hizo con verdadera dignidad, acusando el lógico nerviosismo en su primer toro, y tirando de garra y momentos de toreo templado y de mano baja con el segundo, un toro que se dejó más que el de la ceremonia, en la que estuvo acompañado por algunos de los toreros a cuyas órdenes actuó, entre los estuvieron Espartaco, Aníbal Ruiz, Antón Cortés, David Mora o José Luis Moreno.
 
Luis Miguel Vázquez dio una de cal y otra de arena. Torero de corte extraordinario, dejó retazos de un toreo de clase y firmeza de plantas en la lidia a su primero, al que también cuajó en las verónicas de recibo. Ante su segundo, un toro que protestó punteando los engaños, no se acopló totalmente, interpretando un trasteo con demasiados enganchones.
Emilio Bresó, novillero que hacía su debut con los del castoreño, fue el autor de una muy brillante primera faena, ejecutando un trasteo que rezumó personalidad, de corte muy vertical. Además condujo con temple las abundantes embestidas del utrero, rematando de un contundente estoconazo entero arriba, que repetiría en el que cerró plaza.
 
Ante su segundo, un novillo que renqueó en los dos primeros tercios pero que se vino arriba en el último, no pudo bajar la mano y la faena no alcanzó cotas notables.

Fuente: lavanguardia.com
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