En junio de 2012, estos vestigios mineros e industriales eran declarados patrimonio de la humanidad; lo conseguían de la mano de otra importante mina de mercurio europea la de Idria en Eslovenia.
La unión hizo la fuerza y la vinculación continúa hoy con un comité de coordinación que ahora preside Almadén y lo hace con un objetivo claro.
La realidad marca que ha habido muchos proyectos y escasos resultados. Lo que sí funciona es el boca a boca del visitante que llega a Almadén por primera vez.
En unas semanas, Almadén intentará convertirse en una referencia turística en la región, y no sólo por su pasado minero e industrial, también por su entorno natural y sus otros edificios históricos no menos importantes que los vinculados a la minería.
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