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lunes, 18 de junio de 2012

España podría incluir a Almadén en el Patrimonio Mundial y perder a Sevilla


El Comité del Patrimonio Mundial examinará una candidatura española a la Lista del Patrimonio de la Unesco, a partir del próximo 24 de junio, en San Petersburgo, donde también decidirá si La Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias de Sevilla pasan a engrosar la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro.

De las 34 candidaturas que este año podrían pasar a ser incluidas en la más prestigiosa Lista de la Unesco, la bautizada oficialmente como "Patrimonio del Mercurio de Almadén e Idrija", situado en España y Eslovenia, es la única con participación española que se examinará en la ciudad rusa hasta el próximo 6 de julio.
España, uno de los países con mayor número de sitios inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial, afrontará, sin embargo, un gran reto en la próxima reunión anual del Comité, ya que el corazón del casco antiguo de Sevilla podría salir de ella, debido a la construcción de la Torre Pelli-Cajasol, de acuerdo con el orden del día provisional que seguirá el Comité, hoy modificado por la Unesco.
Tras la última misión consultiva del pasado noviembre realizada por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), esa parte de Sevilla que en 1987 se convirtió en el Patrimonio Mundial llegará a San Petersburgo con la decidida recomendación de pasar a integrar la Lista negra del Patrimonio en Peligro.
En el proyecto de decisión cuya adopción examinará el Comité, se "lamenta" que los trabajos de la Torre Pelli-Cajasol no hayan sido suspendidos como se pidió ya el año pasado.
Se sugiere asimismo que, una vez dentro, para dejar de ser Patrimonio en Peligro y recuperar la categoría de Patrimonio mundial se realicen modificaciones de altura y de aspecto arquitectónico en el rascacielos que garanticen la ausencia de un "impacto negativo sobre el valor universal excepcional" en la Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias.
El reto sevillano no será el único europeo, ya que, por ejemplo Francia deberá demostrar que el viejo proyecto de instalar un parque eólico en la región del Mont Saint Michel, inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial en 1979, ya no es un problema.
A los efectos, las autoridades galas informaron el pasado abril de su intención de cancelar tres de las turbinas de aire planeadas, tras haberse percatado de que serían visibles incluso si se situasen a más de 20 kilómetros de distancia del famoso lugar de peregrinaje, según comentó a Efe un portavoz de la Unesco.
Fuente: ideal.es
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